martes, 22 de noviembre de 2011

A LEER, BURROS...

Voy a guardar el bolso en el baúl, Roberto.
-No lo abras, no lo abras que está lleno.
-¿Y esto? ¿Qué hacés con tantas zapatillas? ¿Vas a poner un local?
-Callate, callate. Cerrá y no digas nada.

... El hogar “Mi Casa Grande” es un centro para chicos de la calle ubicado en la localidad bonaerense de Carlos Casares. Hacia allí iban las zapatillas, los alimentos o los juguetes que Roberto Mouras compraba en Buenos Aires. Casi siempre lo hacía solo. No quería que nadie se enterara ni que su idolatría se acrecentara por ese tipo de actitudes. Hoy, a 19 años de su muerte, el Toro no podría creer que hay pilotos o jefes de prensa de estos que llaman a las redacciones para avisar que van a ir a un hospital a llevar regalos. La trascendencia del gesto está asegurada porque, en caso de que el medio no la cubra, rápidamente llegan fotos de los corredores realizando la obra de bien. Las camisas y gorros de sus sponsors son infaltables en esta clase de eventos. No está mal. Los tiempos cambiaron. Tal vez él habría tenido que adecuarse a la nueva modalidad.

Los ídolos como Mouras parecen no estar a la moda. Hoy pasaría casi inadvertido con su perfil bajo, su desapego por la polémica y su vida privada tan… privada. Los medios y las empresas ahora necesitan personajes con mayor exposición, con declaraciones irónicas, con opiniones jugadas sobre todos los temas y, si es posible, con talento. A él le sobraba esto último. Por algo ganó 50 finales de las 259 que corrió (casi una cada cinco). Pero difícilmente se adaptaría a estas nuevas reglas del marketing. Difícilmente habría aceptado los homenajes que se le hicieron desde que murió. Todos los años, en el lugar donde su Chevrolet azul y blanco pegó contra el talud, se reúnen cientos de hinchas. También lo hacen en la puerta de su casa de Carlos Casares. Encienden los motores de autos particulares, aceleran, aceleran, aceleran y se van. En distintos puntos de la provincia de Buenos Aires hay monolitos y monumentos de Mouras y su auto. Y en cada carreras de TC hay una o más banderas con su rostro. Él sigue de moda.

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