Juan Carlos Spagnuolo, gran padre y mejor esposo, tiene un gran problema: su adicción por las apuestas en las carreras de caballos.
Y la fortuna que tiempo atrás amasara Gustavo, su sucesor, poniendo estufas y cocinas económicas y cobrándolas como si fueran la última Longvie de lujo, el vicioso del padre LA DILAPIDA, haciendo tambalear al imperio HG, siguiendo trifectas y malgastando la guita en las patas de los chuchos.
VOLVÉ A LABURAR, CHANTA, Y DALE LA RUEDA DE TRAFFIC AL CONEJO!!!
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