Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Orlando Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito, muchísimo nariz, nariz tan fiera que en la cara de Ariel fuese delito.
Un perfecto soneto del interminable Quevedo, para que sepas Marcelo, que desde el antiguo idioma, siempre se cocinó las mismas chanzas, aquí el maestro se lo dedicó a otro que se las traía...así que ¡guarda la tosca!
Érase un hombre a una nariz pegado,
ResponderEliminarérase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Orlando Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Ariel fuese delito.
Un perfecto soneto del interminable Quevedo, para que sepas Marcelo, que desde el antiguo idioma, siempre se cocinó las mismas chanzas, aquí el maestro se lo dedicó a otro que se las traía...así que ¡guarda la tosca!